martes, 23 de septiembre de 2008

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL APLICADA EN EL TRABAJO




“Cualquiera puede ponerse furioso….. eso es fácil. Pero estar furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto, y de la forma correcta…….eso no es fácil”.

Aristóteles, Ética a Nicómaco

Habitualmente estamos acostumbrados a relacionar la inteligencia con la capacidad de raciocinio lógico, con el coeficiente intelectual que determina las habilidades para las ciencias exactas, la comprensión y capacidad de análisis reflexivo, el razonamiento espacial, la capacidad verbal y las habilidades mecánicas. Sin embargo, en el mundo empresarial se está empezando a tener en cuenta y a valorar más la denominada “inteligencia emocional”, que determina cómo nos manejamos con nosotros mismos y con los demás.

El mundo laboral está cambiando, y ya no se puede hablar de una única profesión o de un trabajo en la misma empresa para toda la vida; hoy en día se habla de “empleabilidad” que es, según Enrique de Mulder, presidente de Hay Group, la capacidad de una persona de aportar valor a la organización, es decir, de contribuir a la empresa en mayor medida que la compensación de ésta a aquél; y esto ya no se consigue sólo con un coeficiente intelectual de alto nivel, sino que también se necesita desarrollar un coeficiente emocional con cualidades como constancia, flexibilidad, optimismo, perseverancia, etc.

Desde siempre hemos oído que el C.I. era determinante para saber si una persona tendría éxito en la vida, un test podría marcar el futuro de su éxito académico y profesional. Sin embargo, hace ya varios años que desde el ámbito empresarial se dieron cuenta de que son otras capacidades las necesarias para el éxito en la vida. Y esas no las medía ningún test de inteligencia.

Ante esto hay que admitir que hay gente con un dominio de su vida emocional mucho mayor que otra. Y es curioso ver que poca correlación hay entre la Inteligencia clásica y la Inteligencia Emocional. Un caso extremo sería el típico destacado profesional de una gran empresa, que llevado al límite es una máquina intelectual pero con una vida emocional desastrosa. Por otro lado podemos encontrarnos con gente que no pasó de la escuela primaria pero que llevan una vida exitosa y poseen una vida ordenada y envidiable. Estos casos extremos no son lo común, pero es necesario darse cuenta de que hay que prestar mayor atención a este tipo de habilidades que pueden marcar nuestra vida tanto o más que el C.I.

DESARROLLO

¿Por qué algunas personas parecen dotadas de un don especial que les permite vivir bien aunque no sean las que más se destacan por su inteligencia?, ¿Por qué no siempre el alumno más inteligente termina siendo el más rico, el que más éxito tiene?, ¿Por qué unos son más capaces que otros de enfrentar contratiempos, superar obstáculos y ver las dificultades bajo una óptica destinta?. Todas estas interrogantes se abordan en diversos textos que nos hablan del control de las emociones. Uno de ellos es el famoso libro del Daniel Goleman, “La inteligencia Emocional”. Es la Inteligencia Emocional la que nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, comprender los sentimientos de los demás, tolerar las presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo, acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo y adoptar una actitud empática y social, que nos brindará más posibilidades de desarrollo personal.

Determina que las condiciones intelectuales no son la única garantía de éxito en el ámbito profesional del trabajo, sino tan sólo un factor, que unido a las necesidades emocionales cubiertas del personal como equipo, desarrollará el desempeño y los resultados de todo líder y trabajador motivándolo emocionalmente a ser productivo.

En los últimos años, la ciencia ha hecho grandes descubrimientos acerca del papel que desempeñan las emociones en nuestra vida. Los investigadores han descubierto que, aún más que el Coeficiente Intelectual, la conciencia y capacidad emocional para manejar lo sentimientos determinará el éxito y la felicidad en todos los ámbitos de la vida, incluidas las relaciones familiares.

¿Pero qué es la Educación Emocional?, a grandes rasgos se puede señalar que la educación emocional está conformada por tres capacidades: la capacidad para comprender las emociones, la capacidad para expresarlas de una manera productiva y la capacidad para escuchar a los demás y para sentir empatía respecto de sus emociones.

Tener capacidades emocionales significa ser capaz de manejar las emociones de una manera tal que uno llegue a mejorar su desarrollo personal y su calidad de vida. La educación emocional mejora las relaciones, crea posibilidades afectivas entre las personas, hace más cooperativo el trabajo y facilita el sentimiento de comunidad.

Ser emocionalmente inteligente significa conocer las emociones propias y ajenas, su magnitud y sus causas. Poseer habilidades emocionales significa saber manejar las emociones a partir del conocimiento de las mismas. A partir de la educación emocional, aprenderá cómo expresar sus sentimientos, dónde y cuándo hacerlos y cómo ellos afectan a los demás. También aprenderá a hacerse responsable de los efectos de sus sentimientos.

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN EL TRABAJO.



La Educación Emocional progresa cuando tenemos con las personas acuerdos que llevan a una relación cooperativa, libre de juegos de poder y en la cual se evitan las conductas salvadoras.

Los ámbitos laborales habitualmente son justo lo contrario. Es en ellos donde encontramos mayor cantidad de juegos de poder. Es más, algunos lugares de trabajo alientan un comportamiento afectivo poco desarrollado. Es frecuente enterarse de la existencia de gerentes que amenazan a sus empleados con la pérdida de su empleo en caso de trasponer un límite, o saber de mujeres que son víctimas de acoso sexual.

¿Cómo puede una persona inducir a la educación emocional en un contexto laboral que realmente la necesita?.

Lograr este objetivo no es sencillo. Aun en lugares de trabajo que tienen fama de poseer un clima amistoso y distendido, pueden estar produciéndose gran cantidad de intercambios emocionalmente inadecuados. Básicamente lo que se desea es desalojar la cultura de la ignorancia afectiva y establecer una diferente, en la cual no se utilicen juegos de poder y en la que se valoren las emociones.

Algunos pasos que se pueden realizar para lograr una educación emocional adecuada:

-Se puede tratar de comenzar buscando al menos una persona que tenga el mismo interés en desarrollar una educación emocional. Luego se pretende buscar más gente. Se puede tratar de despertar este interés, mostrándoles a los compañeros de trabajo, diversos libros relativos a esta temática.

- Practique lo que predica, Si dentro de un área de trabajo, Ud. supervisa a otras personas, ponga en práctica estos principios: Se debe pedir permiso cada vez que se quiera plantear algo con implicación emocional. Puede dar y recibir caricias verbales. Puede aceptar alegremente las que quiera y rechazar las que no le gustan. Practique explicando a los demás lo que siente frente a las acciones que ellos llevan adelante. Escúchelos sin una actitud defensiva.

Si Ud. lo hace de una manera abierta y flexible, la mayor parte de las personas se mostrarán receptivas, y que Ud. tiene la posibilidad de protegerlos de los juegos de poder.

- Forme un grupo de apoyo para iniciar el entrenamiento emocional. La cantidad de personas ideal para constituir un grupo de esta clase es de entre ocho y doce personas. Con un grupo como éste se puede instaurar un verdadero cambio

¿Por qué esta clase de esfuerzos pueden transformar positivamente un lugar de trabajo?

Porque la mayor parte de las personas, crean o no en la educación emocional, desean recibir contactos positivos y necesitan expresar libremente lo que sienten. En un entorno en el cual se da y se recibe educación emocional, las personas son más felices y productivas. Un buen jefe se interesará en eso.

CONCLUSIONES



Si bien la inteligencia emocional es un concepto que sabemos, existe en la vida cotidiana, relacionada puntualmente en el orden laboral, en la relación con nuestros jefes y subalternos, este trabajo permite considerar en estas breves líneas los elementos tácitos necesarios para lograr el éxito en la carrera profesional.
Considero que tener presentes estos conceptos puede ser fundamental en nuestra carrera profesional, especialmente si nos toca liderar equipos de trabajo.

La cultura organizacional actual y la globalización obligan a las personas a relacionarse con gente de diversas personalidades para lograr resultados conjuntos.
Aquí es donde tener conciencia de lo que es la Inteligencia Emocional o la Educación Emocional puede brindar ventajas ante una eventual competencia por un puesto de trabajo.

En una época en la cual la comunicación persona a persona es escasa, en el sentido de las emociones personales, se dejan atrás las angustias, temores o cosas que simplemente les pasan a los miembros del equipo, perjudicando con ello el rendimiento del grupo.

Finalmente, debo señalar que la actitud emocional es importante, sobre todo en el liderazgo, papel cuya esencia es lograr que otros ejecuten sus respectivos trabajos con más efectividad. La ineptitud de los líderes reduce el desempeño de todos: hace que se malgaste el tiempo, crea asperezas, corroe la motivación y la dedicación al trabajo, acumula hostilidad, y apatía. Se cree que un buen directivo que logre aplicar con eficiencia estas habilidades, logrará influir entre un 50 o 60 por ciento en el clima organizacional de la empresa.



BIBLIOGRAFÍA
- Goleman, Daniel, Inteligencia Emocional (1995)
- Steiner, Claude, La Educación Emocional (1998)


Calama, septiembre de 2008